Hoy en día, la arquitectura también avanza con las nuevas tecnologías y se van creando nuevas formas de construir, es lo que ocurre con las impresoras 3D, una idea que lleva bastantes años sobre la mesa y que además de aplicaciones industriales y la introducción de nuevos materiales de impresión, ha llegado a convertirse en una alternativa para construir casas.
En Finques Ollé te contamos cómo son las casas hechas con impresoras 3D y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.
La primera casa fabricada a través de tecnología de impresión en 3D fue en 2018, gracias al proyecto de la startup Be More 3D, en concreto, era un modelo de vivienda de 24 metros cuadrados, creada capa a capa en solo quince horas y con un coste de 50.000€, un precio un 35% más barato que una construcción tradicional, teniendo en cuenta que solamente se trata de la impresión de paredes y que hay algunos elementos como puertas o ventanas que habría que añadir.
Sin embargo, la cosa no ha quedado aquí y ya hay muchas más viviendas hechas con impresoras 3D en diferentes países como Alemania o Bélgica.
Las ventajas de este tipo de construcción son:
- La impresión se realiza directamente en el sitio donde se instalará la vivienda.
- Son mucho más económicas que una casa tradicional pudiendo ahorrar hasta un 35%.
- Su construcción es más rápida y generan muchos menos residuos.
- Se evitan los errores humanos, ya que la impresora se programa y realiza el trabajo sin necesidad de participación humana.
- Además del cerramiento exterior de la vivienda, con la impresora 3D también se pueden realizar las particiones interiores, lo que permite aprovechar al máximo la superficie.
Las casas impresas en 3D son una buena alternativa para lugares en vías de desarrollo, ya que no cuentan con normativas de edificación muy estrictas, aunque aún tienen mucho camino por recorrer en el mercado inmobiliario.