En muchas comunidades de propietarios, especialmente en áreas costeras, es frecuente encontrar viviendas vacías o abandonadas, ya que suelen usarse como segundas residencias o para alquiler turístico. Esta situación puede causar problemas a los residentes permanentes, sobre todo si se produce algún desperfecto en una de estas viviendas vacías que afecte a otras propiedades. ¿Qué se puede hacer en estos casos? En Finques Ollé damos respuesta a esta cuestión.
Uno de los principales inconvenientes es la falta de detección oportuna de los daños. Al estar la vivienda desocupada, problemas como fugas o humedades no se identifican hasta que el deterioro es considerable. A veces es difícil localizar al propietario, lo que complica la situación, especialmente si vive en el extranjero, algo común en zonas turísticas.
El primer paso para resolver el problema es identificar de dónde proviene la avería. En algunos casos, se puede creer que el daño proviene de una vivienda vecina, cuando en realidad podría ser causado por un elemento de uso común y no por la propiedad en cuestión.
En cualquier caso, aunque la vivienda esté vacía, siempre existe un propietario registral que está obligado a permitir el acceso para las reparaciones necesarias, según lo establece el artículo 9 de la Ley de Propiedad Horizontal (LPH). El administrador debe averiguar quién es el dueño de la vivienda y solicitar su cooperación para solucionar el inconveniente.
Si el problema se origina en una instalación privada, el propietario de la vivienda vacía es responsable de llevar a cabo las reparaciones. También es aconsejable informar tanto al seguro de la comunidad como al de la vivienda afectada, para que los peritos evalúen el origen del daño antes de proceder.
Si el propietario se niega a permitir el acceso, la situación puede complicarse, pero se pueden tomar medidas legales o, en casos urgentes, realizar las reparaciones necesarias y luego reclamar los costes al responsable.
