Cuando nos decidimos a comprar un inmueble y no contamos con financiación suficiente, es muy habitual solicitar un préstamo hipotecario para convertirnos en propietarios, sin embargo, las condiciones que podemos pactar en ese momento no necesariamente tienen que ser para siempre.
La subrogación hipotecaria es un concepto que sirve precisamente para poder mejorar las condiciones de un préstamo.
En Finques Ollé te explicamos en qué consiste una subrogación hipotecaria.
La subrogación hipotecaria supone una modificación en el contrato del préstamo hipotecario de alguna de las partes implicadas, y se pueden dar los siguientes supuestos:
- Un cambio de titular de la hipoteca, que es lo que suele ocurrir si compramos una vivienda hipotecada.
- Una mejora de las condiciones financieras, si nos decidimos a cambiar de entidad bancaria, como por ejemplo: reducir el tipo de interés y las comisiones, ajustar los plazos de amortización o eliminar algunos de los productos vinculados, incluyendo cláusulas abusivas.
En principio, sale mucho más rentable realizar la subrogación hipotecaria durante los primeros años del préstamo, ya que se están pagando más intereses que amortización de capital o en el caso de comprar un inmueble que aún esté hipotecado.
¿Por qué no cancelar el préstamo?
Cuando se realiza una subrogación, se sigue manteniendo el préstamo que se firmó en su momento en términos de antigüedad y de condiciones, con la diferencia de cambiar de entidad, sin embargo, con la cancelación se realizaría un nuevo préstamo en el que se pueden renegociar todas las condiciones pero también supone más costes para el cliente.
Por eso, resulta más recomendable realizar una subrogación que una cancelación, sobre todo, en los primeros años del préstamo.
No obstante, y antes de decidirnos a realizar una subrogación hipotecaria en otra entidad bancaria, lo mejor es informarnos de todas las condiciones y los gastos que conlleva esa subrogación para comprobar que tomamos la decisión correcta.