Renta vitalicia inmobiliaria: ¿cómo funciona?

Aún no es muy conocida, pero hay una nueva tendencia en el mercado inmobiliario que recientemente se ha estado popularizando en España. Se trata de una atractiva modalidad de inversión para una parte de la población que consiste en que un propietario vende su casa a un inversor interesado, pero conserva el derecho de usar ese bien, es decir, el dueño que vende la propiedad puede vivir en ella para toda la vida.

Esta es una alternativa particularmente funcional para jubilados mayores de 65 años que perciben pensiones muy bajas o no tienen herederos, permitiéndoles tener una “renta extra” para toda la vida. Claro está, quienes invierten en esta modalidad necesitan tener la paciencia como cualidad; los que lo hacen son empresas aseguradoras o agencias inmobiliarias especializadas en el área.

Para este sistema, las inmobiliarias, a través de los datos estadísticos oficiales, calculan la esperanza de vida del vendedor y ofrecen un 70% del valor del inmueble. Con la renta vitalicia, la vivienda no se vende al 100% de su valor, pero el ex dueño tiene garantizada una renta mensual, una especie de pensión de por vida.

Por otro lado, el comprador también asume otros pagos como derramas comunitarias y el Impuesto sobre Bienes Inmuebles. La mayor ventaja es que los “vendedores” de la vivienda pueden transformar sus activos no líquidos en rendimientos mes a mes y, en caso de que los inversores incumplan con la renta, recuperarían la propiedad nuevamente.

Según explica el portal especializado NoticiasInmobiliarias.com, el beneficio para el comprador o inversor es que obtiene una vivienda en la que la rentabilidad y el valor final de la misma dependerán de los años que viva el antiguo dueño.

El riesgo de incertidumbre es alto, tanto al alza como a la baja, puesto que hay defunciones prematuras y otras muy longevas. Por ello, este tipo de acciones solo se hacen en grandes ciudades, donde las viviendas siempre tienen gran demandada”, señala un artículo en el sitio web.

Se prevé que este tipo de alternativas tenga gran receptividad en países como España y otros de América Latina, en los que el la actualidad esta población recibe pensiones muy bajas, con poca capacidad de ahorro líquido, pero que poseen atractivas propiedades.

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