La cédula de habitabilidad es un documento administrativo que acredita que una vivienda cumple las condiciones mínimas de habitabilidad que establece la ley de la vivienda. Una vez que se tiene la cédula de habitabilidad se considera que el inmueble es apto para ser destinado a vivienda.
Este documento lo expide el Ayuntamiento de cada localidad y para conseguirlo se necesita un informe técnico de un arquitecto o un ingeniero que corrobore que esa vivienda cumple con la normativa. En el Artículo 26 de la ley 18/2017, de 28 de diciembre, del derecho a la vivienda, se establece todo lo que hay que saber sobre la cédula de habitabilidad.
Una cédula de habitabilidad contiene una serie de datos, entre los que se incluyen:
- El tipo de vivienda: si es unifamiliar o plurifamiliar.
- Datos sobre la ubicación.
- Superficie útil.
- Estancias y espacios de la vivienda.
- Ocupación máxima.
- Nombre del técnico solicitante.
- Decreto que regula las condiciones mínimas de habitabilidad.
- Periodo de validez del documento.
- Oficina de registro y validación.
Además, el documento también indica si se trata de un duplicado o de la cédula original.
Esta cédula de habitabilidad permite la contratación de suministros como el agua, el gas o la electricidad, y antes de otorgar la escritura de compraventa, los notarios exigen este documento para incorporarlo a dicha escritura.
En las viviendas antiguas, la cédula caduca a los 10 o a los 25 años dependiendo de la localidad y del tipo de cédula, y para renovarla y conseguir otra nueva es posible que haya que hacer reformas para que la vivienda vuelva a cumplir con los requisitos establecidos.
Actualmente las construcciones se hacen siguiendo los requisitos de la comunidad autónoma en la que se encuentra, por lo tanto, si tu vivienda es nueva no tienes que preocuparte por la cédula, ya que con las escrituras del piso te entregarían la licencia de primera ocupación, y con eso es suficiente.
